domingo, 18 de junio de 2023

Descenso hacia San Carlos del Valle





martes, 6 de junio de 2023

Recorrido por Alcalá del Júcar

El domingo 4 de junio de 2023 en vez de ruta ciclista realizamos ruta por Alcalá del Júcar, realizando día de convivencia familiar del grupo Appleres. Nos desplazamos en autobús a esta localidad, auténtica abanderada turística de la provincia de Albacete, que se encuentra a unos 65 km de la capital. Llegando a Albacete se toma la Nacional 322 en dirección Mahora y Casas Ibañez, para coger finalmente la CM-3201 durante unos 12 km, carretera que necesita una ampliación o

ensanche, y tras un final de unos 3 km muy sinuosos, zigzagueantes y con fuerte descenso se llega a este sorprendente pueblo levantado sobre la Hoz del Río Júcar, que representa la imagen más conocida de la comarca albaceteña de La Manchuela.




Alcalá del Júcar es un principal miembro de la asociación de los Pueblos Más Bonitos de España, en 1982 fue declarado Conjunto


Histórico-Artístico. En 1986 recibió el tercer premio, después de la Torre Eiffel y la Gran Mezquita de Estambul, a la mejor iluminación artística, organizado por la empresa Philips. En 1998 recibió el Premio de Turismo, concedido por el Gobierno regional, por su labor a favor de la promoción y desarrollo turístico.

 




Su nombre proviene del árabe Al-kala, que significa Castillo. Sus casas son muy características, representan un buen ejemplo de arquitectura popular adaptada a un entorno, están excavadas en la montaña, y a través de calles estrechas y empinadas se elevan hacia el Castillo que se asoma a la Hoz que forma a sus pies el Río Júcar, son casas cuevas y tienen la peculiaridad de que al exterior parecen viviendas normales, pero sus fachadas esconden una serie de cuevas que forman las habitaciones y espacios de las casas. Alcalá del Júcar está edificada en la ladera de la montaña al resguardo de un importante torreón de defensa de la época de los almohades, construido entre los siglos XII y XIII para ser una fortaleza infranqueable, hasta que Alfonso VIII de Castilla lo tomó en el año 1213. La riqueza, agrícola y ganadera, de sus tierras y su estratégica situación, fronteriza entre los reinos de Castilla y Aragón, acrecentaron su importancia, siendo también motivo de numerosas disputas.

 


Los monumentos más destacados, que no podemos perdernos, en Alcalá del Júcar son la Iglesia de San Andrés, el Puente Romano, el Castillo, y la Casa Cueva del Diablo. Esos eran nuestros objetivos, y para antes de comer ya lo habíamos conseguido.

 


Tras más de 3 horas y media de viaje desde Manzanares, debido a una parada de más de una hora, comenzamos nuestro recorrido desde la parte este de esta localidad, está partida en dos partes, al oeste la parte vieja, y al este o derecha la parte nueva, por la que se puede transitar y donde se encuentra la mayoría de establecimientos turísticos.

 


Cruzamos a la parte vieja por el Puente Romano, apareciendo ante nuestra vista la imagen más icónica  de esta localidad, con sus casas elevándose por la montaña, a la derecha la torre de la Iglesia, y a la izquierda en lo alto el Castillo, que desde el puente da la impresión de estar “muy alto”. Por cierto, el puente recibe el nombre de Puente Romano pero no es de construcción romana, se llama así por su estilo o fisonomía, fue reconstruido con este estilo en el siglo XVIII, era paso obligado en el Camino Real de Castilla a Levante, por lo que cobró gran importancia durante los siglos XIV y XV, convirtiéndose en aduana.

 


Tras el puente girando a la derecha empezamos con la primera cuesta, escalonada, que nos lleva directamente a la Iglesia de San Andrés, construida entre los siglos XV y XVII, por lo que representa varios estilos, sorprende por su gran torre, presenta una única nave en forma de cruz latina y un crucero que se cubre con cúpula. El pórtico es de estilo neoclásico y la torre, al igual que la fachada, son de estilo academicista.

 

Continuamos la subida, hasta que llegamos a la Cueva del Diablo, que reciben este nombre por ser el apodo o alias de su propietario, también conocido como “el Dalí de Alcalá del Júcar”, por su peculiar bigote. Con una larga historia, las Cuevas del Diablo se encuentran en pleno centro del Peñón, fueron construidas en 1905 con la intención de que sus estancias se utilizasen de almacenes o corrales, en estos momentos todos los espacios están llenos de todo tipo de utensilios antiguos o colecciones, como vajillas, teléfonos,


mobiliarios, sillas, espejos, útiles de labranza, etc., especial atención al Bar, Discoteca, y al Restaurante con un Mirador frente a la Hoz del Júcar, donde pudimos descansar y reponer fuerzas para lo que nos esperaba después. A través de una escalera metálica de 5 alturas se conecta con la llamada Cueva del Garadén.

 


No se debe confundir esta Cueva del Garadén, enclavada dentro del casco urbano, con la verdadera Cueva del Rey Garadén, Cueva fortificada de origen musulmán que está fuera del casco urbano. La Cueva del Garadén fue rebautizada por interés turístico, su anterior nombre es Túnel de la Anacleta, construido hace 8 siglos, que tiene un gran mirador, era un puesto de centinelas que controlaba la aduana. Tras la expulsión de los árabes no se supo que función darle a la Cueva, que finalmente fue transformada en unos grandes palomares.

 


Tras salir de la Cueva de Garadén se llega pronto a la entrada del Castillo, construido en época árabe y que en 1213 pasa a manos cristianas, coincidiendo en los momentos de la Batalla de Tolosa y, por lo tanto, en momentos importantes de la llamada reconquista. Fue reformado en el siglo XV, se conservan restos de la primitiva muralla dos torrecillas de planta circular y un torreón pentagonal de tres plantas, que es la Torre del Homenaje. Después de muchas escaleras, algunas estrechas en forma de caracol con peldaños triangulares, conseguimos llegar a lo más alto del Castillo, desde donde se tiene una vista espectacular de todo el entorno.

 


Tras la visita al Castillo, bajamos a ver la Casa Cueva del Castillo, que se muestra como una casa típica de Alcalá del Júcar. Tras recorrerla de nuevo más escaleras hasta llega a la salida del Castillo.

 

Una vez fuera del Castillo el recorrido que nos quedaba era todo de bajada, se hace menos penoso que la subida, pero con mucho más cuidado pues algunas bajadas son de auténtico vértigo.

 


Al llegar a la parte baja, cruzamos el puente para dirigirnos a la parte nueva a buscar un sitio donde comer, el comentario más repetido es lo complicado y difícil que se tendría que hacer vivir en un sitio tan inhóspito, siendo ese ahora su mayor atractivo.

 

Tras la comida, sin tiempo de tertulia, nos dirigimos de nuevo al Puente Romano para cruzarlo de nuevo, pero esta vez cogimos el sendero de la derecha para recorrer “La Ruta del Agua”, que no es otra cosa que recorrer un estrecho sendero junto al Canal de Alcalá del Júcar, un recorrido tranquilo en el que por la izquierda discurre, lentamente, el agua del Canal, y por la derecha se oye el rápido circular del agua del Río.

 


Una vez terminado el recorrido, sin prisa pero sin pausa, cogemos el autobús para regresar a Manzanares, en espera de la siguiente salida. Han quedado ganas de repetir.